Vaya palabra fea, «currículo«, por mucha tilde que le pongamos. Uno de mis proyectos de incubadora desde hace tiempo es organizar actividades y proyectos para el aula, de forma usable en un WordPress, ajustando su acceso a necesidades curriculares específicas, clasificándolos de manera práctica. Sí, un lío y nada nuevo, gustos raros que tiene uno; retomando mi proyecto personal me doy una vuelta por el BOE. Por ejemplo, en matemáticas de 3º de la ESO, los profesores tenemos que programar nuestro trabajo atendiendo a:
- 7 competencias básicas.
- 12 objetivos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria.
- Unos 48 elementos de contenidos.
- 29 criterios de evaluación.
- 82 estándares de aprendizaje evaluables.
A este listado de cosas a tener en cuenta tenemos que sumar lo que nuestra Comunidad Autónoma regule en su momento, el borrador actual considera:
- 12 elementos transversales.
- 11 objetivos para la materia.
- Propuesta específica de Contenidos.
- Propuesta específica de criterios de evaluación.
De locos, todo un despliegue que postra mi idea definitivamente en la incubadora y que allana, una LEY más, el terreno a las editoriales de libros de texto, con el apoyo expreso de la administración pública y los servicios de inspección.