Arte y Elearning

Ayer comentaba un pequeñísimo ejemplo de la grandeza de Internet en lo referente a autoaprendizaje y la construcción del conocimiento en nuestros menores. A partir de ahí el debate está servido, rápidamente aparece de forma implícita la excelencia, el rigor o la eficacia dentro del discurso; es lógico poner en duda si el aprendizaje de disciplinas relacionadas con la manipulación o el arte pueden ser desarrolladas casi completamente desde experiencias online.

En Andalucía arrancamos este curso con el bachillerato artístico online y mucho me temo que os contaré la experiencia, que apunta maneras desde antes de su inicio.

Hace poco, en la lista de Elearning, Eduardo Hernández planteaba esta cuestión a partir del  Sr. Vai, virtuoso de la guitarra y ganador de premios Grammy.  Steve Vai, ahora es también profesor de cursos de guitarra online.

Evidentemente, el primer comentario está servido: una sesión junto al Sr. Vai es insustituible, pero el elearning aporta, de entrada, otras muchas ventajas en este tipo de enseñanzas:

1. Acceso a aprendizajes que físicamente no encontramos en nuestro entorno cercano.
2. Atemporalidad, poder hacerlo cuando tengo tiempo libre.
3. Riqueza de los participantes, con personas de otros lugares, países, ideologías, etc.
4. Ampliación de recursos.
5. Mayores posibilidades de intercambio entre iguales dentro de los procesos.
6. Utilización de multiformatos, registro inmediato y fácil.
7. Fomento de la creatividad al perder peso la excelencia del que enseña.

Son muchas las cosas que nos aporta la Red y el elearning como modalidad de aprendizaje, y en ningún caso surge como competencia a otras modalidades. Basta con que los diseñadores de este tipo de experiencias conozcan el medio, sepan aprovechar sus puntos fuertes y reconozcan dónde están sus flaquezas en lo que al arte se refiere.

6 comentarios en «Arte y Elearning»

  1. Bien Pedro, nada que objetar.

    El aprendizaje del arte se apoya en dos pilares fundamentales:

    Hay una parte de destreza técnica, que es la que ha prevalecido históricamente en la enseñanza, y donde la academia, en el sentido más peyorativo del término, ha puesto absolutamente toda la energía docente. Aquí hay poco que sustituir, los matices, estrategias o visiones nunca podrán alejarse espacialmente, la cercanía entre «el que enseña» y el «que aprende» debe ser cercana.

    Sin embargo, creo que se ha abandonado completamente, en nuestro sistema educativo (obligatorio, post obligatorio y de enseñanzas especiales), la otra base esencial, no digo ya el amor o la sensibilidad por la obra ajena, sino esa mirada alternativa que debemos tener los humanos cuando presenciamos la realidad tangible o intangible. Y, sinceramente, creo que en esta dimensión del aprendizaje artístico se gana mucho con la red en general, y con proyectos de elearning como el nuestro. Desde el momento en el que las emociones se han convertido en rutinarias, en el que la relación docente/alumno es infinitamente más estrecha, en el que los recursos visuales explotan exponencialmente, en el que la reflexión escrita está a la orden del día, en el que…

    … ahí sí, ahí creo que es donde podemos avanzar con la ayuda de todos estos líos en los que estamos metidos.

    Salud amigo, e infinitas gracias por tu generosidad 😉

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  2. (Curioso: los anuncios de arriba no me dejan ver el título del post, «Arte y elearning».)

    Este era en realidad el post que quería comentar, aunque en cierto modo no me atrevía, porque… ¿quién se atreve a discrepar de la importancia del «intelné» y lo fácil que es sustituir a un docente de arte por un vídeo?

    Diré lo que decía Sugata Mitra: «si un docente puede ser sustituido por un ordenador, debe ser sustituido». Y en la Educación artística sobramos muchos/as malos/as docentes.

    Y luego está el autodidactismo: el/la artista se hace sólo, sólo necesita voluntad, tiempo, y los recursos que mencionas, y el elearning le facilitará el aprendizaje. ¿Sí? ¿será más fácil?

    ¿Y por qué a mí no me suena bien? ¿seré yo un nostálgico de obsoletas academias y materiales prehistóricos? ¿querré yo volver al siglo XIX?

    No quiero invadirte el blog, Aníbal, que el tema para mí da para más de un post. Sé de las ventajas de Internet. Yo también recomiendo vídeos, blogs y recursos a mi alumnado. Pero…

    El arte es expresión y cultura, necesita espacios y personas más allá de un pequeño monitor. Veo tocando música o pintando en estas peceras y siento a veces angustia, ¿que pensará un niño? ¿que es real, o que es una película? ¿cuánto tiempo pasará viendo, buscando, leyendo, equivocándose y cuánto practicando?

    El arte es creativo. Busca lo nuevo, expresar sentimientos o ideas. Ese niño/a, ¿expresará o callará para ser aceptado? ¿se hará preguntas o copiará respuestas?

    El arte es social. Ese niño/a ¿qué interacción y de quién recibirá respuesta a sus creaciones? ¿podrá elaborar obras conjuntas o solo individuales? ¿hará lo que quiere o lo que le pidan?

    Demasiadas preguntas. Lo cierto es que el arte en las escuelas se muere. Pero nunca morirá. Lo llevaremos donde haga falta. Bajo los puentes, en los pasillos, en los parques, en Internet también. Y cuando cambie la escuela, cuando cambiemos nosotros, los niños lo estarán esperando. Y nos lo devolverán. Sonriendo.

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  3. La enseñanza artística siempre ha sido tema de discusión y controversia. Cada época ha impuesto sus propios métodos de enseñanza impregnada de distintos condicionantes o enfoques culturales y políticos. El beneficio o no que en estos tiempos actuales puedan aportar las nuevas tecnologías es aún una incognita. Evidentemente habrá pérdidas pero tambien grandes ganancias que cada cual sabrá aprovechar según sus intenciones y posibilidades. Como en todo (tanto en lo presencial como en lo virtual) siempre ha habido buenas y malas enseñanzas. La cuestión es aprender de los errores de ambas…
    En eso estamos….

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  4. También depende de lo que quieras aprender, si por ejemplo quieres aprender programacion javascript probablemente no te haga falta un profesor físico pero para aprender a tocar la guitarra seguramente si que sea más que necesario.

    Saludos

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  5. Antonio, mira que he dejado claro que no veo al elearning como oposición ni sustitutivo de otras modalidades, además de incidir en que existirá diferencias en cuanto al resultado; los que enseñáis arte no debéis tener miedo a estas cosas jejeje! 😉

    Con respeto al curso de Steve Vai, sólo lo uso como palanca para el tema, no valoro en absoluto su calidad pues tampoco lo he visto. De hecho, el último párrafo del post precisamente incide en esa idea de un diseño acertado de la actividad online; diseño que tornará en realistas o no los argumentos 3, 5 y 7

    De la misma forma que una actividad presencial tiene ventajas que en función de quien la desarrolle se tornarán en ficticias.

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  6. La verdad, lo veo todo muy teórico. Cuando vea una de las clases de Steve Vai podré juzgar si sus clases de guitarra son útiles o no, aunque tengo que decir que, de entrada, soy sumamente escéptico. He entrado en la web de Berkeeymusic y no he conseguido ver ningún vídeo de las clases, por loq ue tampoco puedo opinar con mucho fundamento.

    Lo que sí está claro es que las clases de música tienen que ser de una constante retroalimentación: el alumno hace, el profesor sugiere, y así constantemente. De lo contrario, el proceso sería eterno y los resultados, forzosamente de poca calidad. En un vídeo lo más que puede hacer el alumno es ver cómo lo hace el profe y luego intentar imitarlo, sin ningún tipo de dirección. Y no soy nada optimista con respecto a los resultados. Como decíamos ayer: para divertirse un rato sí, pero para poco más.

    Como mucho, llego a concebir la posibilidad de que Steve Vai u otro similar diese una clase magistral para guitarristas ya formados, sobre algún aspecto técnico concreto que pueda ser tratado por el método de copia del maestro (en choque frontal con tu argumento nº 7).

    Finalmente, tengo que decirte con el máximo respeto y cariño que los argumentos 3, 5 y 7 que planteas los encuentro algo demagógicos y poco realistas.

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