Evidencias en educación y aprendizaje visible

Parece haberse reactivado el debate sobre el nivel de consideración que podemos y debemos tener en educación sobre las evidencias científicas de las que disponemos.

  • La innovación en educación mal entendida puede hacer daño. No es necesario meter en las aulas las últimas novedades que vayamos recogiendo por ahí de forma aleatoria y no planificada.
  • Trabajamos con proyectos de personas y merecen lo mejor de nosotros como docentes y compañeros de su viaje formativo y educativo.
  • Si hay que tener cuidado a la hora innovar, más aún si pensamos en seguir haciendo «lo de siempre» en clase; esa frase entrecomillada sí que no aporta ningún aval científico, ni ético, ni profesional a lo que hacemos.
  • La mezcla entre gestión de las emociones en el alumnado y nuestra personalísima concepción de la felicidad, o el desarrollo personal, o incluso moral es un cóctel que no me gusta nada de nada cuando usamos evidencias inexistentes o sesgadas.
  • La neurociencia tiene muchísimo que aportar a la educación; pero zapatero a tus zapatos, una bata blanca y un libro con logotipo de cerebro no te da autoridad científica para venderte como influencer en la mejora de los aprendizajes en el alumnado. Poder mejorar el funcionamiento del cerebro de manera focalizada es una tarea mucho más compleja que mejorar el aprendizaje de un alumno.

La experimentación no está reñida con el rigor, pero la innovación no tiene sentido si no produce mejora evidente.

Por todo esto, se hace muy necesario para nuestro desarrollo profesional como docentes que aprendamos a validar mínimamente lo que hacemos. Y hay formas sencillas de poder hacerlo. John Hattie es el padre de un metaestudio en el que han analizado durante 25 años 90000 estudios del mundo de la educación, afectados por 300 millones de estudiantes, e identificado 250 influencias. A cada una de ellas se le asigna una puntuación a modo de «tamaño de efecto de Cohen», comprendida aproximadamente entre -0,4 y 1,5.

Se considera que los tamaños negativos son influencias que producen retroceso en el aprendizaje, pero afortunadamente solo el 5% de ellas están en ese rango. Pero por otro lado, la media se sitúa en 0,4 (más o menos la asistencia a un curso escolar). Para que podamos hablar de una buena influencia en la mejora de resultados habría que situarse por encima del 0,6. Por debajo de 0,4 son influencias mediocres aunque produzcan aprendizaje (esta última interpretación es personal).

Tenía desde hace mucho tiempo aparcado todo este mundo del Aprendizaje Visible, pero aprovechando mi paso por ODITE, y tras toparme con este material visual, me he sumergido de nuevo en él. Si haces clic sobre la imagen resumen (cortesía de CORWIN) podrás acceder al PDF completo que contiene el tamaño de efecto de cada una de las 250 influencias analizadas. Un documento al que se le puede sacar muchísimo partido, y del que se han derivado multitud de trabajos y conclusiones. Ya hablaremos de algunas de ellas…

by Corwin

1 comentario en «Evidencias en educación y aprendizaje visible»

Deja un comentario