Naturaleza matemática

romanescuNunca he creido en fuerzas sobrenaturales capaces de controlar los designios de la humanidad ni de mover los hilos que gestionan la propia naturaleza. Pero he de reconoceros que, a veces, también desarrollo mi propia resistencia a pensar que la naturaleza por sí misma, a través de sus movimientos evolutivos, sea capaz de llegar a los niveles de perfección que a veces nos demuestra. Y sobre todo cuando no existe un motivo demasiado relacionado con la propia selección natural a la que nos tiene acostumbrados.

En matemáticas (no vale asustarse) existen unas cositas llamadas fractales, que mediante unas formulitas se crean figuras geométricas que tienen la propiedad de que si enfocamos una porción cualquiera de la figura (imaginemos que utilizamos una lupa, o hasta un microscopio), notaremos que tal sección resulta ser una réplica a menor escala de la figura principal. Hoy en día, con la potencia de cálculo de los ordenadores se consiguen fractales muy coloridos y variados.

Hace unos días, compramos en el super algo que no había visto nunca: romanescu que, según Antonio (el de la verdura; ¿por qué en los super la mayoría de los que están en las verduras y en la carne son hombres y el resto mujeres?), se trataba de un híbrido de brécol y coliflor muy rico en vitamina C.

Pues eso, que no puedo entender como coño la naturaleza, a través de su evolución, y sin ningún tipo de necesidad de selección genética es capaz de generar un ser vivo cuya construcción es de tipo fractal, es decir, cada trocito de romescu es, a su vez, otro romescu de menor tamaño.

Por favor, no os perdáis esta secuencia fotográfica donde se ve mucho mejor lo que os comento…

Y no es el único caso de fractal en la naturaleza.

5 comentarios en «Naturaleza matemática»

  1. Lo que me parece mentira es ser Licenciado en Matemáticas y que durante los años de calvario que duró mi carrera ni uno solo de los impresentables dinosaurios que me dieron clases dedicaran ni un solo minuto de su tiempo a hacerme ver que las matemáticas pueden ser bellas. Y que puedan llegar a tener más valor un par de comentarios de dos buenas personas que dos asignaturas completas de la carrera.
    Salud.

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  2. Acabo de leer el comentario de Carlos y compruebo horrorizado que repito sus argumentos… jejeje Pues eso, que lo tenemos todos bastante claro. Por cierto, el Romanescu está bastante rico, para el que disfrute con coliflores, brécol, coles de bruselas y demás Crucíferas… 😉

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  3. Comparto tu maravilla, colega, aunque estoy seguro de que sabes tan bien como yo que, en realidad, las fuerzas que dirigen la evolución de las especies (herencia, variabilidad y selección natural) favorecen por regla general la economía de medios y por tanto los sistemas más eficientes y de menor coste energético. ¿Cómo puedes codificar una estructura compleja de la hostia en unos pocos miles de pares de bases de ácido nucleico? Pues recurriendo a algoritmos fractales, que en sí son super-sencillos pero que encierran el potencial de generar esa complejidad maravillosa. Como dices, es NATURAL que los fractales abunden en la naturaleza – valga la redundancia.

    Por cierto, tengo que proponerte una cosilla, Aníbal.

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  4. Conocía la similitud de esta verdura con una estructura de tipo fractal, pero no su nombre. En realidad el brócoli también tiene esta estructura. Me queda la duda de si al comerla estará rica.
    Supongo que si una estructura es eficaz (un tronco del que se bifurcan ramas, por ejemplo), lo seguirá siendo a menor escala (una rama de la que se bifurcan subramas), y así sucesivamente. En realidad para la naturaleza repetir esquemas a distintas escalas es una forma de economizar recursos (si lo que está «inventado» funciona, ¿para qué inventar otra cosa?; mejor usar lo mismo con otro tamaño). Esa debe de ser la razón para este tipo de milagros…

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