Periscope, monstruos a su suerte

Siempre he defendido la necesidad de educar a nuestros menores en el uso de redes sociales e Internet como único filtro útil; aún así, no he sido yo de los más derrotistas en estos temas y hasta vengo defendiendo la existencia ya de una cierta madurez en nuestros jóvenes para estas cuestiones.

Hace años, sí me dio algo de terror una red en la que se establecen conversaciones mediante videoconferencia entre dos personas (a veces monstruos) de forma aleatoria. Recuerdo que sólo entré una vez, y salí despavorido.

Ayer me volvió a ocurrir con Periscope; la idea en origen es buena, se trata de poder emitir vídeo en directo desde el móvil a Internet de forma abierta y permitir mucha interacción a los asistentes. De momento suena perfecto, ya me veía usándolo desde algún triatlón o encuentro de profes. Me doy mi primera vuelta ayer y me encuentro directamente, sin seleccionar emisiones, con multitud de niños y niñas emitiéndose en directo y respondiendo a un interminable scrolling de insultos, peticiones sexuales o preguntas personales de individuos completamente desconocidas para ellos.

periscope

Evidentemente seguiremos educando, informando, avisando, siendo optimistas, avanzando, creciendo o lo que queráis, pero la libertad empresarial debe tener límites, las leyes deben regular muchas cosas que ahora no hacen y los jueces aplicarlas de manera rigurosa. Creo que la libertad de expresión o comercio no tiene nada que ver con lo que a veces pasa en Internet; nos preocupa que no se pirateen películas y se compartan, pero no importa nada que facilitemos medios o entornos digitales en los que nuestros pequeños se conviertan, ya no en monstruos, sino en víctimas de ellos.

Como decía ayer Fran en Twitter:


Nota 1: Este artículo está firmado por un optimista defensor del beneficio de las redes para nuestros menores, que duda, reflexiona y muchas veces se contradice.

Nota 2: He editado el artículo para eliminar alguna expresión malsonante por expresa recomendación de mi maestro favorito, mi hijo 😉

4 comentarios en «Periscope, monstruos a su suerte»

  1. Yo he utilizado Periscope puntualmente y he sido testigo de lo que dices. La vulgaridad, el machismo, la sexualidad reprimida convierte a cualquier muchacha que aparezca en blanco de las groserías más encarnizadas. Me sorprende que el fondo de la sociedad siga siendo así. Supone una exposición muy peligrosa. No obstante, el principio de Periscope es interesante para muchas actividades incluso docentes. Pero no expondría a mis alumnos, y en especial a alumnas, a esa mostración pública que recibe la depravación de sectores de la sociedad. Me he quedado estupefacto por ello.

    Responder
  2. LLevas toda la razón, amigo Miguel, el problema es mucho más amplio y global que el que una herramienta concreta como Periscope puede aportar. Pero me he centrado en ello porque lo veo casos muy especiales.

    Por ejemplo, llevamos tiempo conociendo los avances que habéis hecho en vuestro Centro, lo duro que habéis trabajo estos años por lograr una enseñanza de calidad, basada en principios que cualquier ser humano haría suyos. Pero esos avances son frágiles, hay que consolidarlos desde fuera, deberíais sentir que la sociedad habilita mecanismos que os protejan, porque es muy valioso vuestro tesoro. Y necesitáis protección porque es muy fácil destruir cuando construir cuesta tanto; bastaría un par de asquerosas cargas de profundidad para que se dieran pasos atrás.

    Pues con esto pasa igual, ha costado mucho que nuestros menores empiecen a concienciarse un poco de su nivel expositivo y lo que supone; y soy testigo que se ha avanzado. Pero vuelven a ser logros muy currados y difíciles, el sistema tendría que defenderlos con todas las armas de las que dispone; en este caso, cargas de profundidad como Periscope apuntan a líneas de flotación que hacen zozobrar barcazas esenciales. Eso sí, nos preocupa infinitamente más #poderCanijo

    Responder
  3. Comparto lo que cuentas Aníbal, aunque a mí me da pánico ver cómo esa red se apodera de niños y niñas de pocos años (ya tienen móviles con 7 o 8 años) y las madres y los padres no los controlan ni les «educan» , al contrario , solo hay que ver el daño que hace whatsapp en los grupos de madres y padres!
    La incultura y el desconocimiento les hace creer que la red es Dios y lo que se dice es la verdad absoluta. ¿Qué puede pasar ahora que pueden emitir la vida en directo? Más que miedo.
    Abrazos

    Responder

Deja un comentario