Con el revuelo formado durante estos días por los sucesos de Pozuelo de Alarcón, toca tema semanal «educación» donde políticos, personajes y medios abren codos buscando hueco. A ver si me explico mejor con una galería fotográfica:
1.- Concepción legal de autoridad docente Por supuesto, el profesorado debe ser considerado como autoridad pública en el ejercicio de sus funciones, cuando algún energúmeno con el carnet de padre o madre siga pensando que, además de los campos de fútbol, los centros educativos son lugar idóneo para insultar y agredir a algo que se mueva, como descarga adrenalínica de incurables frustraciones personales. Ya lo he dicho por aquí en otras ocasiones, los centros educativos deben dar una cierta sensación de lugar sagrado cuando alguien cruce su puerta. Eso no es incompatible con funcionamiento abierto, con integración en el entorno social, etc. etc. |
De Néric Blein en Flickr |
2.- Oportunismo Ahora bien, que nadie se frote las manos pensando que las aulas tienen que regresar a restaurar estructuras sociales que sólo generarían, en la realidad de hoy, más frustración, desencanto y hasta violencia. A algunos profesores les gustaría volver a estampas de aulas escolares en blanco y negro, donde se podía respirar un ambiente mucho más cercano a entornos castrenses que educativos. Y eso no va a volver, desde mi punto de vista, afortunadamente. |
De chrisschuepp en Flickr |
3.- Autoridad adquirida Efectivamente, la categoría de consideración legal nos la tienen que dar las autoridades y es muy necesaria. Pero para que podamos ser más felices los docentes dentro de las aulas hay otras autoridades que no pueden venir de circulares enviadas a las fiscalías; otras que las tenemos que construir nosotros mismos, quizás con la única intervención de un querer mejorar día a día en lo que hacemos.
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De mhonpoo en Flickr |
4.- Respuesta global Sobre la consideración de autoridad pública hacia el profesor se viene reforzando la idea de otorgar más capacidad disciplinaria a los ámbitos docentes, y estoy convencido que va a ser pronto una realidad. Pero esto vuelve a ser una inmensa hipocresía de nuestra sociedad en general y de la clase política en particular. De nuevo queremos mirar hacia otro lado sobre la tremenda responsabilidad que tenemos TODOS en la educación de nuestras generaciones inferiores en edad; creemos, de forma equivocada, que si les damos a los centros capacidad de actuación, ellos solitos pueden hacerse cargo de los desajustes que presenten sus alumnos a todos los niveles. Pero la atribución de mucha más capacidad disciplinaria sólo conseguirá expulsar, a alumnos con problemas graves de desarrollo cognoscitivo y de integración social, a la «puta calle» en la concepción más amplia del entrecomillado. Ya lo he escrito por aquí antes:
A ver cuándo nos enteramos que para educar a un niño hace falta toda la tribu. |
De wwarby en Flickr |
haber es muy normal como cualquier persona se puede defender de otra ellos tambien aunque tengo k acer un trabajo en contra y no en cuntro nada
Muy de acuerdo. Si acaso señalar que poderes extraordinarios conllevan deberes extraordinarios. Y que ostentar autoridad pública debe conllevar un ejercicio moderadísimo de esa autoridad pública.
En todo caso, ejercicio que se puede y debe ejercer sobre los padres, y no tanto sobre los alumnos.
Si acaso, echo de menos en la parte de «Autoridad adquirida» una expresión del tipo «respeto mutuo». Que está implícita, sí, sin duda. Porque sólo respetando te pueden respetar. Sólo que quizás podría ser bueno insistir en ese «Sólo».
Saludooooosssss… 🙂