Da la sensación de que andamos buscando que los Centros Educativos públicos se parezcan cada vez más a un internado propio de décadas anteriores. No importa si se aprende más o menos, si la institución merece más respeto o menos o si existe Proyecto Educativo integral o no; lo importante es que cuanto más tiempo estén los alumnos en el Centro mejor.
Dicho de esta forma, el razonamiento se presenta de manera completamente parcial, por lo que también tenemos que ver de forma razonable que las familias busquen apoyos públicos para que instituciones educativas se hagan cargo de sus hijos durante el mayor tiempo posible. Para mí, la mayor justificación de esta petición es que se trata de la única forma para ayudar a la mujer a soportar dignamente su incipiente entrada en el mercado laboral. Sin embargo, que nadie se despiste entre tanto ordenador, plurilingüismo, puertas abiertas, actividades extraescolares, planes de igualdad y convivencia, comedores tipo catering, aulas matinales, es decir, todas las fórmulas sustitutivas de las crecientes carencias sociales y familiares; el principal objetivo de todos es que nuestros alumnos salgan mejor preparados para afrontar los retos que la sociedad les tiene listos.
Tenemos que gastar muchas energías en no convertir los Centros Educativos en algo no deseable por nadie. Estoy plenamente convencido que la dignificación de la carrera docente pasa de manera inevitable por dignificar los Centros Educativos; el día que la sociedad sienta un pellizco extraño en la barriga cuando cruce la puerta de entrada de una escuela, será el día en el que comencemos a valorar como se merece la profesión más difícil que existe, la de enseñante.
Tienen que ver con esto:
Ya lo dijo nuestro amigo Illich:
El curriculum oculto tradicional de la escuela exige que personas de edad determinada se reúnan en grupos de más o menos treinta integrantes bajo la autoridad de un educador profesional entre quinientas y mil veces por año. No importa si el maestro es o no autoritario puesto que cuenta es la autoridad del maestro; tampoco importa si todas sus reuniones se producen en el mismo lugar en tanto sean consideradas, de algún modo, como asistencias. El curriculum oculto de la escuela requiere, ya sea de jure o de facto que el cuidado acumule un mínimo de años de escolaridad para obtener sus derechos civiles.