Ya contaba mi triste abandono de Gregarius, el agregador de fuentes RSS que me venía acompañando desde hace tiempo, con el correspondiente salto a Google Reader. Creo que he ganado en agilidad a la hora de consultar mis fuentes con este cambio; es un sistema intuitivo, casi evita duplicidades de consulta, se marcan como leídos los mensajes cuando pasamos por encima, se actualiza con rapidez, etc.
Además dispone de una funcionalidad que consiste en marcar determinadas entradas que quieras compartir de manera pública; éstas las puedes luego compartir en un bloque que he incorporado el la columna lateral del blog con el título «Hay que pararse…«:
Incluso si crees que esta personal selección de post escritos por otros te interesa de manera permanente, puedes suscribirte mediante su correspondiente fuente RSS; es decir, puedes suscribirte al bloque de post seleccionados.
Yo también caí en las garras del reader de la mano de Ana Ovando (Voces griegas…). En cuanto añades del botón de suscribir a la barra del navegador, solucionas tus problemas con la web 2.0. La posibilidad de combinar elementos compartidos y destacados y hacerlos públicos (como con las carpetas) es una herramienta poderosa para la red social. En fin, bienvenido. (Acabo de hablar de esto en De textos.)