Desde hace ya bastante tiempo son muchas las energías consumidas en intentar cambiar la concepción y las prácticas del profesorado en torno a la evaluación. Sí, es necesario, sabemos que la evaluación debe usarse para conseguir mejora en el alumnado y no como medio solamente de escalar lo aprendido.
En educación hemos sobrevalorado la evaluación y subestimado enormemente la programación real, la planificación y el diseño.
Pero desde mi punto de vista no se está incidiendo en la importancia de programar y diseñar de forma real lo que vamos a hacer en el aula como docentes y el trabajo que tienen que realizar nuestros alumnos. Más allá de la literatura que tenga que incluir una programación, para mi día a día, la programación se ha convertido en una extensión de mí mismo, está presente en todo lo que hago.
La calidad de una programación en procesos formativos es casi inversamente proporcional a la importancia que pueda tener la evaluación en los mismos.
Criterios de evaluación
Son el centro de toda mi actividad por varias razones. La prescripción legal es una de ellas, pero sobre todo porque en su redacción encuentras muchas pistas de lo que hay que hacer y de lo que no debemos hacer por muchos años que se lleve haciendo.
Mi primera planificación es asignar código a los criterios, un peso para el bloque en el que intervienen y relacionarlos con las competencias clave.
Unidades
La programación de las unidades didácticas es mi siguiente paso; como dije antes, parto y me centro en los criterios de evaluación o, si quieres algo más de complicación y emoción, puedes tirar de estándares de aprendizaje. Esencial y clave elegir las tareas, proyectos, metodologías y materiales que respondan al enunciado del criterio y no a otras cuestiones.
En mi caso, distingo estándares esenciales y no esenciales y también pondero los instrumentos. Todo este lío parece responder a una cultura de la calificación y no de la evaluación, pero aunque no lo creas, es la llave para priorizar lo realmente importante del currículo.
Los contenidos están al servicio del desarrollo de competencias. A veces, conocer los contenidos es una competencia en sí misma, pero la mayoría de las veces solo son un medio de ayuda.
Criterios transversales
En la mayoría de los casos, existen criterios de evaluación muy generales y transversales que no están asociados a unidades concretas. En estos casos, a veces los determino en base a instrumentos generales, a veces en situaciones particulares.
Y, desde luego, en toda esta historia hay otros muchos elementos que intervienen, muchos. Y, por supuesto, el trabajo en equipo es fundamental para hacer esto de forma efectiva. Pero bueno, hoy tocaba esta parte más técnica y, por qué no, profesional.
También es posible que seas un docente como la copa de un pino, con recursos y capacidad infinita de improvisación, de los que dejan huella con solo pisar el aula, de los que captan la atención de manera natural, de los que vuelven cuando algunos estamos llegando, de los que propician situaciones de aprendizaje casi sin pensarlo 😉